...Y después del hijo, camino del Calvario, con su estilo, sufriendo, poco a poco... le sigue su Santa Madre. Esa madre que sabe cual es el final de la Pasión; pero que aporta luz de Esperanza. De Esperanza en la Resurrección.
Y la Esperanza salió también de la Basílica de Santa María. Sonaba para la Reina, la Marcha Real.
La Casa de Dios y la puerta del cielo, como dice en latín encima de la puerta de Santa María, estaba abierta. Salía la Esperanza. Con su estilo, ajustada a dintel y dintel, con el sonido de los rosarios cadenas golpeando los 12 varales, los doce testigos, como Ella, la primera en dar testimonio.
Y salió la Esperanza. Era la segunda vez en su historia que Nuestra Madre pisaba la Basílica de Santa María; pero era la primera vez que iniciaba su procesionar, su Camino al Encuentro desde su interior.
Y lo hizo con su acento. Con el estilo de los portadores y portadoras de Esperanza: a mecidas de marchas de palio. Gracia, salero y combinaciones al unísono de 54 corazones. Luz de Esperanza para muchos hijos e hijas de Mataró que contemplaban como la Reina del Cielo se hacía presente. A la que muchos dedican su plegaria y oración y se acogen a Ella para tener Esperanza.
Gracia y salero, aplauso y vítores.... una marcha para la salida de la Esperanza en un momento para la historia de la Hermandad y también para la Semana Santa de la ciudad, para recordar en muchos y venideros años.
Ni un foco, ni una luz artificial.... solo la luz de la candelera, como la advocación de la Basílica de Santa María, a la Candelera. Y arropando la justa y comedida salida por el tiempo, los pequeños cofrades. Ellos darán el mensaje de Resurrección el Domingo.
Dolor hacía el Encuentro, pero la Esperanza pone su caminar en la tarde noche del Viernes Santo.
Fotografía: Oscar Rojano
Fotografía: Oscar Rojano