Como cada mes de noviembre, Nuestra Señora de la Esperanza luce en negro. Se sigue así una costumbre de vestir a la imagen de María titular de una cofradía durante este mes, que se remonta a las vírgenes de vestir a partir del siglo XVIII, todo y que hay precedentes anteriormente.
Nuestra Señora de la Esperanza luce saya y mantón negro con cintado plateado y la corona cordobesa que lució durante su acogida el año pasado. La imagen es obra del imaginero Martín Richarte hace20 años y el año pasado fue restaurada por el escultor González Jurado.
El mes de noviembre, dentro del otoño, es un mes asociado a la tristeza, al purgatoria, al mes de las ánimas. Esta festividad se remonta al siglo cuarto de nuestra era cuando se recordaban los mártires y los difuntos, todo y que había algunas diferencias entre los Sirios y Bizantinos. Roma empezará a partir del siglo IX a dar un notable acento al conocimiento y conmemoración alrededor del día 1 de noviembre, dónde además los fieles engalonan sepulcros, ponen flores a los difuntos, los recuerdas y ponen el gran acento en la Esperanza en la Resurrección y el triunfo de la vida sobre la muerte.
