La devoción del Roser en Mataró
En el pasado, la Confraria del Roser, fue una de las más importantes en la ciudad de Mataró. Se fundó en 1575 y se abrió a toda la ciudadanía, no siguiendo los parámetros de los gremios o cofradías de oficios o más vinculadas a una sola devoción. Tuvo una gran actividad a lo largo de los siglos.
Era la responsable de organizar la fiesta del Roser el 7 de octubre, pero también era la responsable de celebrar y organizar la fiesta a Santo Domingo de Guzmán y a Sant Ramón de Penyafort, entre otras muchas festividades locales.
Una vez al mes, organizaba una procesión con un tabernáculo a la Mare de Déu del Roser, que aún se conserva. Hoy en día se conversa el gran retablo que es una de las joyas del barroco catalán.
El Roser y la batalla de Lepanto
El imperio turco acechaba toda Europa y se organizó para derrotar las tropas cristianas. El Papa pidió a los reinos cristianos, entre ellos España, a unirse para frenar el avance turco otomano que querían imponer su orden en Europa.
Durante la batalla con vientos en contra e inferioridad, los marineros se unieron para rezar el Santísimo Rosario junto al dominico Pío V y el viento fue a su favor, derrotando al imperio turco en la famosa Batalla de Lepanto. Esta batalla supuso un freno a los turcos en Europa y salvar la fe cristiana. Se estableció la fiesta de Nuestra Señora del Rosario el 7 de octubre. En toda la mediterránea y Cataluña empezó la devoción al Rosario, y recuerdo de las gestas de Lepanto.
Durante siglos y hasta hoy, la intercesión del Rosario aparece como protectora de los cristianos, y con el rezo del Santo Rosario se le pide protección y amparo en el día a día y ante todas la dificultades de la vida. El rezo del Santo Rosario es una manera de acercase a Dios y pedir la intercesión de la Virgen como protectora ante el mal.
El Retablo del Roser de Mataró
Una de las grandes obras de la cofradía, y que se pudo salvar de la destrucción de la Guerra Civil, fue el retablo del Roser en la Basílica de Santa María.
Fue construido entre los años 1691 i 1695 por los escultores Antoni Riera y su hijo Marià Riera con la intervención del gran escultor LLuís Bonifàs, que poblaría de obras de arte escultóricas Catalunya, sobre todo Valls.
El retablo tardó en dorarse unos años hasta 1712 hasta que no se finalizó de pagar y fue a manos de los doradores de Mataró Joan Urgellès i Francesc Manent.
En el retablo se puedo apreciar la vida de la Virgen María, los dolores de María, el misterio del Rosario, los cinco misterios de gloria que envuelven la imagen del Roser y también la dormición de la Virgen.
En la parte alta del retablo se puede ver la coronación de la Virgen acompañada por Santo Domingo de Guzmán y Sant Ramón de Penyafort.
El retablo se conserva en la actualidad en la capilla con su nombre en la Basílica de Mataró. En diferentes ocasiones la Comissió de Setmana Santa ha presentado allí el cartel anual y los actos del aniversario de la Esperanza de Mataró se iniciaron allí en 2023 junto a Mn. Jordi Illa (d.e.p.).
El tabernáculo y la procesión del Roser
Cada mes hacían una procesión por las calles de Mataró y en la Basílica según hay constancia ya en el siglo XVII. Posteriormente, se le encargó al escultor Joan Vilà, que hizo el tabernáculo, así como la imagen de la Mare de Déu dels Dolors i el Sant Crist para la Venerable Congregació dels Dolors.
El tabernáculo está formado por la imagen de la Mare de Déu del Roser en el centro acompañada por Santo Domingo de Guzmán y Sant Ramón de Penyafort. Pero el que ha llegado a nuestros días son de madera esculpidos por Fèlix Vidal en el año 1824. Este autor también esculpió el Sant Crist de la Puríssima Sang en el año 1817.
La Cofradía del Roser y la Verónica de Mataró
La Confraria del Roser también participaba de la Semana Santa de Mataró. Hay constancia que ya tenía un paso en 1723 dónde se guardan facturas para pagar la decoración y este paso se entregó a Francesc Manent para que dorara el paso. El mismo paso se le solicitó entre 1739 y 1745 a Salvador Bruguera para que lo hiciera más grande. En 1744 adquirieron nuevas imágenes para el paso al escultor Salvador Berenguer.
El misterio procesional estaba compuesto por Jesús portando la Cruz, un cirineo ayudando a llevarlo, un sirviente del Sanedrín judío y al lado la Verónica.
El paso fue quemado en su totalidad en la Guerra Civil Española.